Las primeras espadas se elaboraban con cobre, después apreciaron la mayor resistencia del bronce ya en época de los egipcios y de Micenas.
Con la aparición del hierro, este será el metal elegido para todo tipo de herramientas de guerra hasta llegado el siglo XX que se forjará en acero carbono y más tarde en acero inoxidable.
Las espadas más antiguas de las que se tienen réplicas son las celtas, sin embargo son más conocidas las griegas como la falcata de Alejandro Magno, usada en las Guerras Médicas, que es similar a las falcatas Iberas, coetáneas en la época. Su peculiaridad es que es una espada de hoja de doble filo, de medio metro de longitud.
Los romanos adoptarían unas espadas similares a las falcatas íberas, comenzando así la fama de las formidables espadas españolas: el Gladius romano; espada recta, corta de hoja ancha y doble filo, con punta larga, diseñado para ataques rápidos de estocada. Esto era muy práctico, ya que el legionario romano que llevaba la espada se resguardaba tras un scutum; una vez que el enemigo descargaba inútilmente su golpe sobre el escudo o armadura del romano, o se disponía a hacerlo, el romano lanzaba una rápida estocada con su ágil gladius y así apuñalaba y mataba al contrincante.
Gladius famosos en la historia serán los de Julio Cesar, el de las Legiones romanas y por supuesto, el fabricado para la película de Gladiator.
Tras los romanos llegan los suevos, vándalos ,alanos y visigodos a la península ,mas no se conocen espadas importantes de este tiempo.
Será con los árabes cuando aparezcan nuevas armas como las cimitarras o alfanjes. Ellos derivaron la elaboración de espadas rectas hacia espadas de hoja curva más finas, refinadas y ligeras, con un solo filo muy cortante, diseñadas para barrer con estocadas a sus enemigos, así como acuchillar profundamente; sin que la hoja se incruste en el oponente cuando atacaban a caballo. No obstante, una de las espadas árabes más famosas es la que perteneció al Boabdil, el último rey de Granada, que es una espada jineta ( espada recta de doble filo con canal hasta la mitad, de empuñadura huesiforme y pomo redondo de una sola mano.
La Edad Media hispana será el periodo más fértil en variedad de espadas, por este motivo merece un apartado especial, hoy simplemente mencionaré a la reina de las espadas por excelencia y la más importante conservada en todo el mundo:
La famosa TIZONA de El Cid Campeador, expuesta en el Museo del Ejército de España, en el Alcázar de Toledo. Empuñando esta espada, don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, derrotó a los invasores islámicos que pretendían conquistar Europa, salvando así a nuestra civilización de la marea islámica.
Es, sin sospecha, Toledo la capital de las espadas y cuchillería por excelencia. Hablar del forjado y templado de hojas, cuchillos, cortaplumas, armaduras, escudos, etc es sinónimo de Toledo, un Toledo de calidad.
Las primeras espadas se elaboraban con cobre, después apreciaron la mayor resistencia del bronce ya en época de los egipcios y de Micenas. Con la aparición del hierro, este será el metal elegido para todo tipo de herramientas de guerra hasta llegado el siglo XX que se forjará en acero carbono y más tarde en acero inoxidable.
Solo desde el siglo XI las espadas normandas empiezan a desarrollar los gavilanes o la cruz. Durante las Cruzadas del siglo XII (o XIII) este tipo cruciforme permanece estable, con variaciones que solo afectan a la forma del pomo. Estas espadas estaban diseñadas como armas cortantes, si bien se hicieron comunes puntas efectivas para rebatir las mejoras en la armadura.
